EL RETORNO El Plan Cósmico-Parte 33

Por: Francisco Sosa Mandujano
Francisco Sosa Mandujano

Saber que no estamos solos en el universo, que nunca lo hemos estado, es un gran aliciente para continuar. El Plan Cósmico nos ha enseñado muchas cosas, nos ha ido despertando de nuestro profundo letargo, nos ha ampliado nuestro horizonte, ahora tenemos la “mente abierta”, de lo finito que nos sentíamos, nos damos cuenta que somos infinitos. Respetamos si, a todas las opiniones y puntos de vista, personales, de grupos y religiosos, por tanto, exigimos que respeten la nuestra. Hemos llegado a la parte culminante, más fascinante y muy controversial, como es el Retorno de Cristo.

“La importancia del conocimiento de aquel tesoro que constituye la Historia Planetaria y Cósmica, es gravitante para el cambio planetario. Si escuchamos el verdadero pasado, por consecuencia comprenderemos el presente, y sobre la base de todo ello construiremos un futuro diferente. Un futuro que tiende a ser prometedor, en donde la humanidad responsabilizándose de su papel a través del conocimiento, asume con compromiso y entrega la tarea suprema de vibrar en Amor, y su expresión máxima en el amor en el perdón, ante todo el mal a la que ha sido expuesta en esta conspiración cósmica en que nos hemos visto involucrados en medio de la ignorancia.

Si debemos asumir un encargo, tenemos que saber qué es lo que se nos ha encargado, por lo tanto, si tenemos que Amar y Perdonar, debemos saber a conciencia qué y a quienes vamos a perdonar. Como en el caso de Arturo y el Grial. Si no fuese así, sería imposible redimir el planteamiento egoísta de los opositores.

Es por esto que es necesario el conocimiento, como una herramienta para comprender la Verdadera Historia, y así confrontar las bases mismas de aquellos que se levantaron en contra del Plan Cósmico -como Luzbel, sus seguidores de Orión y sus tentáculos terrestres- para transmutar su fuerza, su odio y su rencor en perdón, unidad y Amor.

Ante este escenario, la recepción de este legado sagrado por parte de la humanidad se verá reflejado en la liberación de información a manos de los divulgadores, muchos de ellos gente que ha sido devuelta a nuestro mundo de entre quienes desaparecieron hace ya tiempo en lugares como el triángulo de las Bermudas, entre otros. Esta “quinta columna” se sumará a los niños índigo y cristal que han venido naciendo, desde 1947 en la Tierra y que poseen almas y espíritus de los otros mundos que se estancaron dentro del proyecto para que las revelaciones de importantes noticias y descubrimientos científicos y arqueológicos salgan a la luz dando a conocer nuestra verdadera identidad.

Desde luego, todo ello como parte de una influencia positiva de la Hermandad Blanca y nuestro propio trabajo que involucra principalmente una transformación interna personal como nos enseñaron los Guías desde un principio en donde el trascendental contacto es con nuestra propia Esencia, ya que solamente al identificarnos con todos los demás sin las ilusorias apariencias de la materia, que nos limita y nos separa. No es por nada que los Mayas al saludarse pronunciaban la palabra In lakesh que quiere decir “yo soy en ti”.

El reconocimiento del uno en el otro, en el Amor, el Perdón y la Fe, de saber que no estamos solos, son y serán las herramientas para consolidar este triunfo de conciencias que anuncia a gritos -para quien tenga oídos para escuchar- el retorno de la Luz al mundo; el “amanecer galáctico” que hablaban los mayas; el nuevo Pachacuti que profetizaban los Incas; el arribo del Maitreya o “Buda de la Compasión” que se aguarda en oriente. Este gran retorno al margen de cuál sea nuestra convicción religiosa señala la reconexión de los tiempos, y, por tanto, el próximo advenimiento del Cristo Cósmico.

La Clave del Retorno, expresada numéricamente en el Activador 14, nos advierte de un acontecimiento extraordinario y positivo para el planeta.

Aquel que vino, enseñó, murió, resucitó y triunfó espiritualmente por la humanidad, está volviendo a nuestro planeta en medio de estos grandes cambios para evaluar el proceso, la semilla que El sembró.
Y vuelve…

Y tenemos que preparar su retorno, siendo ejemplo de nuestras propias vidas.

El Plan Cósmico, y el orden interrumpido, por el amor y el trabajo humano, empiezan a ser cumplidos. ¡Que así sea! ¡Así será! ¡Así es!”

A cada uno de nosotros nos corresponde el trabajo en su justa medida para evolucionar. Tenemos diferentes caminos, de acuerdo a nuestro despertar de conciencia para llegar a la misma meta. Tenemos que darnos cuenta que todo está en su lugar, pero esto mejorará si mejoramos cada uno de nosotros. Tenemos que dar sentido a nuestra existencia a cada instante. Lo lograremos empezando por dedicarnos a nuestro prójimo. ¿Cuál será nuestra misión? Nos preguntamos. Tal vez no hemos podido respondernos, pero ahora con el Plan Cósmico se aclara, que nuestra misión en la vida es vivir, pero vivir de la mejor forma posible para que sea fructífera no solo para nosotros, sino también para los demás, dejando huellas en el camino, no heridas.

Venciéndonos a nosotros mismos es como generaremos un mundo mejor, aprendiendo a amar, sí, hay que aprender a amar, no solo a nosotros, sino a toda la creación. Ese ejemplo de Amor y Perdón que nos predicó y enseñó el Maestro Jesús, es posible. Todos estamos llamados a amar.

Pequeñas acciones en nuestro diario vivir generaran cambios en los seres que se cruzan en nuestro camino, esto solo será posible si lo realizamos desde nuestro corazón, es decir que hemos empezado a despertar conciencia y sentimos hacerlo, no porque nos dijeron ni por obligación.

En este camino de aprendizaje podemos intentarlo muchas veces, sin rendirnos, primero hay que reconocerlo, después hay que pedir perdón y luego con la actitud correcta hay que revertir el daño generado o heridas no curadas.

Solo así nos liberaremos de lastimar a las personas, a la madre Tierra, y a la creación. ¡Adelante! Hacerlo será una señal de que hemos empezado a amar.

No por cumplir nuestra misión hay que dejar de lado a los que Dios pone en nuestro camino. Entonces nuestra primera gran misión: es trabajar la humildad en nosotros. “Vivan alegres, compartiendo alegría, irradiando equilibrio, si es que sinceramente lo viven, por tal es necesario que sean consecuentes en la familia, en el trabajo, en los estudios, lleven lo mejor de ustedes a todo lo que se propongan, den lo mejor a todo aquel con quien compartan un segundo de su existencia, sepan que si con la autoridad que da el Amor, se dirigen a vivir en función de los demás, su vida será como la nueva brisa de la mañana junto al mar, que no se ve pero si se deja sentir y tanto aliento de vida trae. Ayudar sin hacer notar y sabiéndose dejar guiar por el Divino Creador, eh allí el secreto de la Humildad”. Sampiac y Anitac. Gracias a todos.