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viernes, 21 de junio de 2013

MENSAJES DE LOS GUIAS EXTRATERRESTRES




LA GRAN ESCUELA DEL AMOR


Pregunta: ¿Es la vida la gran Escuela del Amor?
Las experiencias que vivenciamos en vidas sucesivas son la mejor y verdadera escuela del Amor.
Pregunta: Observamos que muchos que viven parecen no llegar a conocer o comprender nada al respecto. ¿Cómo ayudarles?
La manera de ayudarles será con el ejemplo. Si otros no adelantan en la escuela, nosotros mismos no estamos adelantando gran cosa, puesto que todos somos uno.
Pregunta: Siendo así, ¿Qué hacer con mundos más atrasados que el nuestro?
Lo que hizo Cristo con el planeta Tierra: venir a ayudarnos.
Pregunta: ¿Podremos ir a ayudar, entonces?
Antes de poder ayudar a otros debemos aprender a ayudar a quienes están muy cerca de nosotros. Es decir, no es que sea equivocado tratar de ir a ayudar a otros, sino que ya que estamos en una escuela primaria o elemental veamos de ayudar a los que nos rodean sin tratar de marchar a tierras lejanas (y menos a mundos lejanos) a hacerlo.
Pregunta: ¿Por qué son tan importantes los que nos rodean?
Porque generalmente “los que nos rodean” lo hacen por situaciones kármicas no resueltas, resultado de errores cometidos en vidas pasadas y que ahora repercuten sobre nosotros por el Principio de Causa y Efecto. Por tanto: “antes de ir a adorar a Dios, ve y reconcíliate con tu hermano”, ¿recuerdas?
Pregunta: ¿En qué forma nos reconciliaremos si nadie recuerda lo que pasó en vidas pasadas? ¿Quién fue el que faltó a quién?
Aquel que sea faltado (hoy), está purgando su karma (de ayer). Y si ejerce venganza o guarda rencor por lo que le sucede, creará nuevo karma, como ya se explicó anteriormente.
Pregunta: ¿Y si después de maltratado, perdona y olvida?
Pues habrá actuado sabiamente.
Pregunta: ¿Y queda entonces en libertad? Supongamos que tiene un matrimonio infeliz.
Queda en libertad de la deuda que contrajo antes. Depende de su comportamiento a partir de aquel momento para juzgar si aprendió o no su lección de Amor, que no sólo se limita a no hacer el mal sino a practicar el bien para enriquecer al otro y así mismo. O sea, devolver bien por mal, y así hacer el saldo positivo.
Pregunta: ¿En que forma es más recomendable “hacer el bien” en favor de otros?
Tratándolos como si fuéramos nosotros mismos (puesto que hemos entendido que en realidad lo somos).
Pregunta: Hay personas que afirman detestarse a sí mismos. ¿Qué hacer en esos casos?
No creerles, puesto que si algún mal les aqueja pondrán el grito en el cielo, diciendo ¿por qué a mi?..., sin acordarse que cada cosa que les sucede no es sino la cosecha de lo que sembraron anteriormente. Dicen detestarse, pero si pudieran rodearse de riqueza, honores y placeres no titubearían en hacerlo al instante, pasando por sobre las cabezas de los demás.
Pregunta: Cuando se trata de estos puntos: riqueza, honores y placeres ¿Los debemos mirar como maléficos, o envueltos en pecado?
De ninguna manera: es el hombre el que los envuelve en el mal. La riqueza, el honor y el placer son dones Divinos y no tienen calificativo en sí; más pueden ser: la riqueza mal usada (o mal lograda) el honor ficticio y a costa de una injusticia realizada a otros y el placer de dudosa fuente, muchas veces dirigido al mal propio o de otros (propio nuevamente). Pero estas perversiones son propias del hombre común en su ignorancia de las Leyes. Y así, en vez de procurarse riquezas verdaderas no hacen sino llenarse de preocupaciones; en vez de honor causarse deshonras y en vez de placer hacerse daño al cuerpo y al alma.
Pregunta: En resumen, ¿La riqueza material es dañina?
No puede ser dañina. Y sí lo puede ser. La riqueza no tiene moral; depende de quién la use y como la use.
Pregunta: Bien usada ¿Cómo resultará en su aplicación?
Será una bendición para su poseedor y para quienes disfruten de ella.
Pregunta: Y el honor, ¿No envanece y gratifica (o estimula) el orgullo?
El honor es un don preciado que uno siente dentro de sí y que no necesita de reconocimientos ni medallas, que son las que pudieran envanecer al mentecato.
Pregunta: Por último, acerca del placer, ¿Qué nos dices?
Todo lo placentero es bueno, siempre que no cause daño a algo o alguien. Si existe es porque es de Dios y no puede ser intrínsicamente malo. Pero, si para gozar un placer hay que causar a alguien un dolor, entonces no es recomendable, puesto que más adelante experimentaremos el mismo dolor causado.


AMOR Y PAZ... VUESTROS GUIAS DE MISION RAHMA...


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